Un 'no' pronunciado desde la más profunda convicción es mejor que un 'sí' pronunciado meramente para complacer, o peor aún, para evitar problemas. - Gandhi
¿Alguna vez te has preguntado por qué se han escrito tantos libros de negocios sobre cómo negociar un "sí" y tan pocos libros sobre cómo llegar a un "no"? Desde una edad temprana, se nos inculca decir "sí". Mientras crecemos, obedecemos a nuestros padres con un "sí, padre o madre". En la escuela, decimos con mucha educación "sí, maestro o maestra". En el ejército, seguimos las órdenes gritando "¡sí, señor!" En el trabajo, se nos considera buenos colegas cuando decimos "sí" a todas las solicitudes. "Sí" es para los ganadores. Nadie nos enseñó a decir “no”. “No” es para perdedores.
En nuestra cultura, decir "no" a menudo se considera un rechazo, desobediente, poco cooperativo, antisocial, disminuyente, limitante e inflexible. Peor aún, el "no" puede ser castigado. No es de extrañar que sea tan difícil para nosotros decir "no".
Cada día somos bombardeados con solicitudes. La forma en que respondamos a estas solicitudes determinará nuestros días y si podemos lograr nuestras metas. Al decir "sí", las prioridades de otras personas se convierten en las nuestras. Puede ser difícil decir "no" porque no queremos alterar a la gente. No queremos que los otros se sientan mal o crean que somos groseros. El 'No' nos hace sentir incómodos porque, como criaturas sociales, queremos cumplir con las expectativas de otras personas. Nos vemos obligados a preservar nuestras relaciones, y no nos gusta decepcionar a la gente, aunque decir "sí" pueda ir directamente en contra de nuestros intereses.
Yo era un hombre-sí acérrimo hasta que en cierto punto comenzó a abrumarme. “¿Puedes volar a Hong Kong mañana para solucionar esto?” “¿Puedes preparar la presentación de la junta directiva del lunes por la mañana por mí?” “¿Puedes salir a cenar con mi cliente esta noche?” “¿Podemos encontrarnos el lunes a las 7 am en Zúrich?” “¿Puedes terminar esta opinión legal para mañana, hora de Tokio?” “¿Podemos cambiar nuestra reunión del jueves por el sábado?” Sí, sí, sí y sí. ¿Quieres casarte conmigo… eh?
El arte del liderazgo es decir “no”, no “sí”. Es muy fácil decir que sí. - Tony Blair
Aprendí por las malas el arte de decir “no”. En mi caso, estaba muy estresado, y un especialista me informó que podría sufrir de burnout (desgaste profesional) o, peor aún, de depresión si asumía más compromisos. Cuando le dije que dudaba de decir 'no' porque sentía que estaba cerrándole la puerta a una oportunidad, me explicó que debía ver esto desde una perspectiva diferente. "La próxima vez que digas que no", explicó, "piensa si estás cerrando la puerta a algo o si estás abriendo la puerta a nuevas oportunidades". Me enseñó algunas técnicas para decir que no sin sentirme culpable y manteniendo una actitud positiva.
Al principio, me sentí torpe hasta que pude desarrollar mi “músculo del no”. La mejor manera era comenzar con familiares y amigos, y una vez que me sentí más cómodo, continué practicando el arte del "no" con colegas y clientes. Al aprender a decir que no, podría recuperar el control de mi vida.
En este artículo, quiero compartir algunas de las técnicas para decir "no" de una forma positiva que me han resultado útiles.
1). Establecer límites personales
En primer lugar, es fundamental establecer tus límites. Debes generar claridad en tus valores y metas para comprender lo que es importante para ti. Cuando te mantienes fiel a tus valores y objetivos, evitas que te empujen a decir que sí al próximo pedido o invitación. Decir que no se sentirá menos raro e incómodo cuando seas consciente de tus límites.
2). Crea rutinas y reglas en tu vida
Crear rutinas y reglas hace que el "no" sea mucho más fácil.
"No, tengo las mañanas ocupadas". Mi cuñada era concertista de piano. Practicaba todos los días durante cinco horas y nunca permitía una interrupción. Como resultado de su rutina, se perdió de muchas invitaciones y solicitudes, pero se mantuvo fiel a su pasión. Era fácil para ella decir: "No, no podré ir esta tarde".
Conozco padres que nunca se perderán los partidos deportivos de sus hijos. Su regla es que sus hijos son la prioridad número uno, y nada se interpondrá. "No, no puedo. Tengo un compromiso permanente en ese momento".
3). Gana tiempo
A veces, nos toman desprevenidos cuando recibimos una solicitud o invitación. Evita decir "sí" antes de haber tenido tiempo de considerarlo. Pregúntate “¿por qué diría "sí"? ¿Qué te dice tu corazón que hagas? Sigue tu instinto. Cuando no estés seguro, no respondas de inmediato. Gana tiempo. Di: "Déjame revisar mi agenda y responderte luego", o "lo consultaré con mi pareja".
Otra buena táctica dilatoria es pedirle a la otra persona que te envíe la solicitud por correo electrónico o WhatsApp. Te dará tiempo para dar un paso atrás y reflexionar, y ver si la solicitud se ajusta a tus horarios.
4). Priorizar
Establece prioridades claras en tu vida. ¿Qué es más importante para una estrella del deporte: participar en la práctica de entrenamiento el día antes de un partido o dar una entrevista para un canal deportivo local? "No tengo tiempo para esto ahora. Puedo ir la semana que viene". ¿No?
5). Devuelve la energía
Devuelve la energía a la persona que hace la solicitud. Pon la pelota en su cancha. Haz que la otra persona elija. "Si hago esto, entonces no puedo hacer lo otro que acordamos". Por ejemplo, tu jefe te pide que prepares una presentación antes del final del día, pero a la vez tienes programadas reuniones con clientes. Pregúntale si prefiere que diseñes la presentación en lugar de reunirte con los clientes. Ahora la pelota está en la cancha de tu jefe, y él tendrá que decidir qué es lo mejor.
6). Sé honesto y sincero
La gente percibe intuitivamente si eres honesto y sincero con ellos. La verdad es que puedes ser totalmente franco con las personas al rechazar una solicitud.
7). Sé firme manteniendo la cortesía
Una vez que te sientas más cómodo, puedes dar el paso definitivo para dominar el decir "no". Tendemos a dar excusas a la gente cuando decimos que no. Decimos que no podemos almorzar debido a una "cita con el dentista". Nos sentimos socialmente incómodos al decir "no puedo participar al almuerzo esta semana". No des explicaciones al decir "no". Sé cortés y breve. "Lo siento, no tengo tiempo para esto ahora". Cuanto más sientas la necesidad de dar explicaciones, más débil te volverás y mayores serán las posibilidades de entablar una discusión. Cuando hayas dominado el decir "no", deja de dar excusas y comienza a decir "no" con firmeza.
Ejercitar regularmente tu “músculo del no” es la manera de volverse un experto en decir positivamente 'no'.
Estoy tan orgulloso de lo que no hacemos como de lo que hacemos. - Steve Jobs