“Cuando te sientes excluido, sientes que te han quitado tu propósito. Que no te miren a los ojos, que no te hablen directamente, preguntarte si es personal, sentirte perdido o confuso. Sientes que no tienes control. Cuando estás a solas con tus pensamientos, especialmente por la noche, todo vuelve a tu mente mientras te preparas para el día siguiente, cuando todo volverá a suceder". – Owen Eastwood(1)
Introducción
A menudo se subestima la importancia de la pertenencia, a pesar de ser esencial para alcanzar el máximo rendimiento humano. Como creaturas sociales que somos, ansiamos sentirnos aceptados e incluidos por quienes nos rodean. Cuando nuestra necesidad de inclusión dentro de un equipo o cohorte es satisfecha, nuestra energía y nuestra concentración se dirigen hacia la misión compartida. Esto nos permite desempeñar eficazmente nuestras funciones y las tareas que se nos asignan. Formar parte de un grupo nos enraíza y atesoramos los rituales y tradiciones que nos unen. El reconocer y abordar esta necesidad humana fundamental representa una valiosa oportunidad para cualquier organización o equipo de fomentar la conexión y cultivar un entorno de trabajo de alto rendimiento.
La poderosa fuerza de la pertenencia nos conecta con muchas experiencias relacionadas, tales como la importancia, la identificación y la conexión social. El conjunto de estas experiencias contribuye a nuestro bienestar emocional, a nuestra salud mental y a nuestra satisfacción general con la vida(2).
Cuando trabajo con sistemas familiares, empresas y equipos deportivos o introduzco nuevas cohortes universitarias, doy especial importancia a fomentar un sentido de pertenencia de grupo y a establecer un entorno “seguro” para todos los miembros. Este artículo explora las intricadas conexiones entre la pertenencia y estas experiencias relacionadas y cómo contribuyen a una vida más plena.
La necesidad de pertenecer
Pertenecer es esencial para nuestro bienestar psicológico y emocional. Desempeña un papel vital en la formación de nuestra autoestima, felicidad y salud mental. Cuando tenemos un sentido de pertenencia, es más probable que tengamos actitudes positivas, establezcamos relaciones valiosas y contribuyamos a nuestras comunidades. Por el contrario, la falta de pertenencia puede conducir a sentimientos de soledad, depresión e incluso problemas de salud física.
La importancia: un sentido de trascendencia
“Importar”, término acuñado por el sociólogo Morris Rosenberg(2), hace referencia al sentimiento de que nuestra existencia es relevante y que los otros nos valoran. Cuando sentimos que somos importantes, es más probable que nos sintamos aceptados y apreciados por aquellos que nos rodean. Este sentido de importancia está estrechamente ligado a la pertenencia. Importar contribuye a nuestra autoestima, a nuestra propia valoración y a nuestra salud mental en general.
Importar puede dividirse en dos componentes: conciencia e relevancia. La conciencia es la percepción de que otros son conscientes de nuestra existencia, mientras que la relevancia hace referencia a la creencia de que los otros nos consideran valiosos y se preocupan por nosotros. Estos dos componentes contribuyen a nuestro sentido de pertenencia ya que alimentan sentimientos de conectividad e inclusión.
Identificación: afiliarse a un grupo o comunidad
La identificación es otra experiencia que está estrechamente relacionada con la pertenencia. Cuando nos identificamos con un grupo particular, adoptamos sus valores, creencias y actitudes. Esta afiliación nos ayuda a formar nuestro auto concepto y nuestra autoestima.
La variedad de grupos y comunidades con las cuales nos podemos identificar es amplia; van desde las unidades familiares y amistades hasta los lugares de trabajo, las organizaciones religiosas, las asociaciones culturales, las instituciones educativas e incluso los equipos deportivos. La identificación con un grupo puede dar un sentido de seguridad, apoyo y validación, todos componentes esenciales de la pertenencia.
El acto de identificación con un grupo puede tener efectos profundos en el bienestar psicológico de un individuo. Al conectarnos con otros que comparten nuestros intereses, objetivos o procedencia, desarrollamos la camaradería y la solidaridad. Esta conexión nos ayuda a afrontar los retos de la vida con más eficacia, ya que podemos recurrir tanto a la sabiduría, experiencias y a los recursos colectivos del grupo.
Además, la identificación con un grupo puede mejorar nuestro sentido de propósito y motivación. Cuando nos sentimos parte de algo más grande que nosotros mismos, casi siempre estamos inspirados para contribuir con los objetivos del grupo y luchamos por el crecimiento personal. De esta manera, la identificación con un grupo puede servir como un catalizador de la superación personal y los logros.
Sin embargo, es esencial reconocer que la identificación con un grupo o comunidad no implica perder la individualidad. Por el contrario, implica lograr un equilibrio entre la adopción de los valores y objetivos compartidos del grupo, preservando y celebrando nuestras identidades únicas. Al hacerlo, podemos mantener nuestro sentido del yo mientras nos beneficiamos del apoyo, seguridad y validación que provienen de la pertenencia a un grupo.
Conexión social: tendiendo puentes entre las personas
La conexión social es el vínculo que existe entre las personas, que ayuda a crear un sentido de pertenencia y aceptación. Es el pegamento que mantiene las relaciones unidas y desempeña un rol crucial al conformar nuestro bienestar mental y emocional. Se puede fomentar la conexión social a través de varios canales, como las experiencias compartidas, los intereses mutuos y la comprensión empática.
La investigación ha demostrado que los vínculos sociales fuertes contribuyen a un mayor nivel de felicidad, mejor salud física e incluso mayor longevidad. Además, la conexión social ayuda a amortiguar el estrés, la depresión y la ansiedad, por lo que es un aspecto crucial de la salud mental. Puedes leer más sobre este último aspecto en mi blog “La suma de toda la felicidad” (https://www.renesonneveld.com/post/the-sum-of-all-happiness).
La conexión social representa los lazos que unen a los individuos, infundiéndoles un sentido de pertenencia y aceptación. Esta conexión vital es la base de las relaciones e influencia significativamente nuestro bienestar mental y emocional. La conexión social puede cultivarse a través de diversas vías, tales como: las experiencias compartidas, los intereses comunes y la comprensión empática(3).
Numerosos estudios han demostrado que las conexiones sociales sólidas conducen a una mayor felicidad, a una mayor salud física y a una mejor longevidad. Adicionalmente, las conexiones sociales ofrecen una barrera protectora contra el estrés, la depresión, la ansiedad, subrayando su importancia en el mantenimiento de la salud mental. Al fomentar las relaciones sociales, podemos crear redes de apoyo que enriquecen nuestras vidas y promueven el bienestar general. (4)(5).
La interacción entre la pertenencia, el “importar”, la identificación y la conexión social
Las experiencias de la pertenencia, el “importar”, la identificación y la conexión social están íntimamente entrelazadas, cada una posee un rol crucial en nuestro bienestar general. Cuando experimentamos un sentido de pertenencia, es más probable que sintamos que somos importantes para otros y que nos identificamos con un grupo o comunidad. Esto fortalece nuestras conexiones sociales, reforzando nuestro sentido de pertenencia y aceptación.
Fomentando el sentido de pertenencia y las experiencias relacionadas
Para cultivar un sentido de pertenencia y las experiencias relacionadas con él, resulta crucial la creación de un entorno que fomente la inclusión, la aceptación y el apoyo. Esto se puede alcanzar a través de la comunicación abierta, la escucha empática y el interés genuino por la vida del prójimo. También, la participación en experiencias compartidas y actividades continuas puede ayudar a construir las conexiones y a alimentar el sentido de pertenencia.
En nuestras vidas personales, podemos llegar conscientemente a los demás, especialmente a aquellos que se sienten marginalizados o excluidos. Podemos ayudar a los otros a sentirse valorados e incluidos al ofrecerles bondad, comprensión y aliento. También es fundamental reconocer y apreciar las cualidades únicas que cada individuo posee, ya que esto contribuye a un sentido de “importar” y a una validación.
En el ámbito profesional, las organizaciones pueden trabajar para crear ambientes inclusivos al aceptar la diversidad, promover la colaboración y ofrecer oportunidades para el crecimiento personal y profesional. En el coaching de equipos, alentamos a los empleados a expresar sus opiniones, a colaborar en procesos de toma de decisiones y a participar creativamente en el trabajo de equipo, lo cual puede ayudar a fomentar un sentido de pertenencia e importancia dentro del lugar de trabajo.
Conclusión
La pertenencia es un aspecto vital de nuestra experiencia humana, íntimamente ligada al sentido de “importar”, de identificación y a la conexión social. Influencia nuestro sentido de la autoestima, conexión social y bienestar en general. Cuando nos sentimos aceptados e incluidos por aquellos que nos rodean, experimentamos un sentido más profundo de importancia y propósito. Nos permite sentirnos vistos, escuchados y valorados, teniendo un impacto positivo en nuestra salud mental, en nuestro bienestar emocional y en nuestra satisfacción vital.
Como individuos, somos responsables de cultivar entornos que fomenten la pertenencia en nuestras vidas personales, lugares de trabajo y comunidades. Debemos estar dispuestos a escuchar, a aprender y a empatizar con las experiencias de los demás, reconociendo y abordando las barreras que les impiden ese sentido de pertenencia. Nos obliga a crear intencionadamente espacios inclusivos donde todo el mundo se sienta aceptado y valorado por lo que son.
Nuestra sociedad posee una responsabilidad colectiva de fomentar una cultura de pertenencia que valore la diversidad, la equidad y la inclusión. Es necesario que seamos conscientes de nuestra responsabilidad individual y colectiva para crear entornos que valoren y refuercen las identidades y experiencias únicas de cada uno. Cuando lo hacemos, podemos crear un mundo donde todo el mundo se sienta visto, escuchado y valorado y donde todos podamos prosperar juntos.
Notas
(1) Owen Eastwood. (2019). Belonging: The Ancient Code of Togetherness
(2) Rosenberg, M., & McCullough, B. (1981). Mattering: Inferred significance and mental health among adolescents. Research in Community and Mental Health, 2, 163–182.
(3) Hogg, M. A., & Abrams, D. (1990). Social motivation, self-esteem, and social identity.
(4) House, J. S., Landis, K. R., & Umberson, D. (1988). Social relationships and health. Science, 241(4865), 540-545.
(5) Cohen, S. (2004). Social relationships and health. American Psychologist, 59(8), 676-684.